Analistas Internacionales o Yo?

Los argentinos tenemos la costumbre de ser demasiado vehementes a la hora de opinar. En cualquier aspecto de la vida cotidiana somos capaces de calificar a todo y todos como excelente o desastroso, sin termino medio. Hoy asistimos a un clima general donde la mayoría opina que todo está mal, que no hay salida, que la corrupción, y la recesión y los intereses particulares y........... etc, etc. Sin embargo debemos enfriar un poco nuestras pasiones y dar lugar al razonamiento. Las opiniones y apreciaciones pueden ser discutibles, pero los hechos NO. Por lo tanto no hay discusión sobre la evolución del mercado aunque sí la hay sobre la visión de los analistas. Tal como venimos escuchando desde principio de año, el país ha entrado en una profunda recesión acentuada por el encarecimiento de los créditos internacionales, las turbulencias típicas de un período electoral, la mala administración del gobierno actual, los actos de corrupción, las pérdidas de las empresas por la competencia externa basada fundamentalmente en la devaluación del Real y los subsidios a la producción por parte de Estados Unidos y varios países europeos. Hasta aquí todos tenemos esa sensación de malestar acentuada por nuestra idiosincrasia de exagerar las cosas. Ahora vamos a los hechos. El año comenzó con un índice Merval que rondaba los 430 puntos pero en solo 15 días perdería 100 unidades con lo cual llegamos al 14 de enero a un valor mínimo de 333.

A partir de allí y mientras todos nosotros nos preocupábamos por los índices norteamericanos, las decisiones de Alan Greenspan, la evolución del Euro y el índice de consumidores de caramelos sin azúcar, nuestro mercado (SI, el nuestro), comenzó una recuperación que no se detendría hasta mediados de Mayo donde el nivel del Merval llegó a 607. Mientras esto sucedía frente a nuestras narices, ¿qué hacíamos los argentinos?. Obvio, estabamos enfrascados en temas mucho más importantes como la evolución del Real frente al dólar, o bien deslumbrados por el Nasdaq o tal vez preocupados por la transición gubernamental. La historia no termina allí, sino que recién comienza, porque el ajuste que siguió a este movimiento alcista solo nos permitió establecer una nueva línea de tendencia de largo plazo que mantiene intacta la fuerza alcista general y por ende confirma que lo sucedido hasta ahora no fue casualidad. En este período los títulos de deuda mostraron una gran firmeza dejando grandes rendimientos en términos de tasa anual para quienes supieron leer entrelineas. Esta base es fundamental porque como ya nos marca la experiencia, después de los bonos siguen las acciones. Es obvio que hoy los grandes Brokers internacionales aparezcan con calificaciones e informes sobre nuestra economía, lo que aún no se entiende es el timing con que emiten sus recomendaciones. No podemos olvidar que la recomendación de venta llegó con un Merval de 300 y hoy esos mismos analistas sugieren que Argentina ha salido de la recesión y tiene por delante un prospero año 2000 con una interesante tasa de crecimiento en la región, siendo que el Merval ha llegado a superar los 600 puntos. Como siempre se comenta en estos casos, "El Mercado se adelanta", pero bien podría aplicarse la definición de que "Los Analistas atrasan". Y si bien parece frívolo hay que tener muy en cuenta que este flujo de opiniones y recomendaciones tienen alta influencia entre los inversores y ayuda a crear el clima del momento, ya sea positivo o negativo. Seguramente existirán tantas otras excusas como la transición de un gobierno a otro, la financiación del próximo año, el presupuesto, las leyes demoradas, la oposición en el congreso, pero la historia sigue y no podemos ser siempre pesimistas. Por lo tanto sería un ejercicio saludable intentar separar los sentimientos de la razón y fundamentalmente tener muy en cuenta la opinión personal por encima de toda opinión externa. Porque en el peor de los casos siempre es mejor equivocarse por motus propio y no por influencia ajena. No olvidemos que hemos vivido años mirando los arboles para luego lamentar habernos perdido el bosque.

Jorge Alberti

www.elaccionista.com